Las palabras fueron tan fuertes como el mar embravecido,
Abrieron grietas aquí y allá,
Las olas golpearon mis playas y las tuyas,
Desangrando la sal de la arena,
Para convertirla en cristales líquidos que brotan de mis ojos.
Algunos juicios fueron prematuros pues en ciertas ocasiones la impotencia te lleva a la estupidez.
Lo que se dijo y lo que no, fue tan lesivo como la hiedra venenosa,
Acabando con la esperanza de la noche.
Deshaciendo alas entre las manos,
Derrumbando sueños escondidos a propósito,
Construí un mundo para ti,
Y ahora ya no queda nada,
Las palabras que algún día abrazaron,
Ayer laceraron el corazón, te pido perdón.