Un bicho raro me picó,
Y sentí mucho dolor,
Me hizo perder la cabeza,
Y correr con poca destreza,
Y fue así como caí,
Y entonces comprendí,
Que de los bichos hay que alejarse,
Es deber de cuerdos escaparse,
Pues su naturaleza no distingue,
Entre la claridad y el berrinche,
Entonces no hay que culpar,
A quien no sabe calcular,
Qué daño hará su veneno,
Y lo aplica con desdeño,
La culpa es de quien no atiende,
Y obnubilado se miente.