Padeces de la misma inexperiencia que yo en ese entonces,
La que me hizo actuar impulsivamente,
Como si pudiera tomar el mundo a dos manos,
La que me hizo olvidar quien era, olvidarme del mundo,
Solo por perseguir la rebeldía sin sentido de una ilusión,
Que con el tiempo se quedó siendo no más que eso,
Rebeldía… ilusión.
Quiero confesarte que no hay peor enfermedad que la inmovilidad,
Es realmente contagiosa, provoca delirios que le pesan al tiempo.
Ojalá te canses, de manera más oportuna que yo,
De mover lo que no quiere ser movido.