Yo ando coja de mi pierna izquierda
Como de mi voluntad por resistirte.
Quedé imperfecta de rótula,
Y aveces el dolor me puede,
Sobre todo en las noches de hielo.
Ya no sé si te pienso o es la costumbre de inventarte,
El golpe ha servido para discernir,
O al menos para confundir,
Porque del vértigo ya no me salvo,
Y mi mano derecha ya dejó de serlo.
Siento que me caigo a pedazos,
Como los pétalos de una flor en agonía.
Aún me duele la intolerancia,
La que me pudo haber matado.
Porque casi me mato,
Pero los casis no valen
En el mundo de la indiferencia,
Y yo ya no anhelo ser como Frida.